Carlos Aponte Blank: “El CLAP es el emblema de la corrupción de la política social en Venezuela”

Carlos Aponte Blank: “El CLAP es el emblema de la corrupción de la política social en Venezuela”

Carlos Aponte Blank, profesor-investigador del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela (CENDES-UCV), quien se ha dedicado a estudiar diversos ángulos del programa social de alimentación, considera que hay una exageración antipedagógica de quienes pretenden endilgar a las sanciones la culpa de las fallas y afirma que el manejo político del CLAP debería estar descartado en el marco del Estado de Derecho

En abril de 2016 el régimen venezolano consolidó el control sobre un elemento fundamental como lo es la alimentación a través de la creación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), y lo vendió al país como una “solución” frente a la crisis económica que resultó de la aplicación de políticas públicas erradas; sin embargo investigaciones y denuncias señalan que ese programa se convirtió en un monstruo de corrupción de alto nivel, incluso con ramificaciones internacionales. ¿En qué momento y por qué considera usted que se distorsionó esta iniciativa?

Se trata de un programa que nació distorsionado. Hay que recordar que vino a sustituir la Misión Alimentación, que fue desmontada por las limitaciones fiscales para su financiamiento y por las manifestaciones de corrupción que fueron señaladas por el propio gobierno cuando, por ejemplo, se dijo que los Abastos Bicentenario se habían podrido, haciendo referencia a los problemas muy típicos de los sistemas de distribución de alimentos bajo un esquema de subsidios indirectos como lo es el CLAP. Cuando se define un programa social como éste, con pautas genéricas y discrecionales, tiende a generar formas de corrupción, y  todo eso se vuelve más relevante cuando se mueve en un marco de controles cambiarios y de precios, lo cual hace que los valores comparativos de los alimentos que se subsidian y los que se distribuyen a través de los sistemas privados establezcan una diferencia muy sustancial, lo cual es un inmenso incentivo para que surja un engranaje de corrupción. Este tipo de iniciativas, sin contraloría alguna, se presta a las filtraciones para que los productos se distribuyan por redes informales e ilícitas arrojando una experiencia de corrupción generalizada.

“Este tipo de iniciativas, sin contraloría alguna, se presta a las filtraciones para que los productos se distribuyan por redes informales e ilícitas arrojando una experiencia de corrupción generalizada”

Carlos Aponte Blank

Aun así el programa ya cumplió 5 años y se mantiene…

Se dijo que el CLAP iba a ser transitorio y que se tendría que ir a un programa de subsidio directo, de transferencia monetaria a la población. Sin embargo a finales de 2016, año de su creación, Nicolás Maduro señaló que estos comités se convirtieron en un milagro y se les tenía que otorgar todo el poder. Ese contraste, entre lo transitorio y lo efectivamente permanente, es una muestra de la improvisación que afecta a los programas sociales en Venezuela y que se expresa con mucha claridad con el CLAP que ha alcanzado unas dimensiones de corrupción muy notables con una inserción de redes internacionales que ha sido advertida, de una manera crítica, por investigaciones periodísticas como las del portal ArmandoInfo.

El sector alimentos alcanzó su nivel estratégico más alto con la Gran Misión Abastecimiento Soberano con al menos 15 organismos vinculados al sector, ¿Cómo se transformó eso en una oportunidad para que funcionarios del Estado hicieran negocios turbios?

La proliferación de organismos del sector público venezolano ha sido muy abundante durante este siglo y en particular en el sector social que de 5 ministerios en 1998 pasó a 13 durante la gestión  de Hugo Chávez, 8 nuevos despachos para el área social, siendo uno de ellos el de Alimentación. Dentro de cada ministerio surgieron también los entes complementarios, dificultando el seguimiento a un Estado tradicionalmente ineficiente en su gestión. Es posible que uno de los factores que contribuyera a que se creara esa diversidad de organismos en el campo alimentario es la presión de distintos grupos de interés particular al querer tener la posibilidad de insertarse en las redes de distribución y en algunos de los negocios ilícitos. Durante toda la Misión Alimentación ya se habían asomado diversos núcleos de corrupción bastante notables como el caso de Pdval y los contenedores llenos de alimentos podridos. Desde el Plan Bolívar ya se  había señalado la propensión a la corrupción, en particular en la distribución de los alimentos.

¿El programa CLAP pudo haber sido la oportunidad para que el Estado apoyara la producción local en vez de optar por la importación y con ello fomentar la megared de negocios turbios, no solo por los sobreprecios, sino por la inclusión de alimentos importados deficientes como ocurrió con la leche en polvo mexicana, entre otros?

Hay un vínculo entre el CLAP y la Misión Alimentación que en sus comienzos favoreció la importación de alimentos, entre otras cosas, como un mecanismo de defensa desde la perspectiva del gobierno frente a los riesgos que podía implicar la suspensión de alimentos por parte de las redes privadas nacionales. Se Había producido a comienzos de 2003 una fuerte tensión política frente al gobierno de Hugo Chávez. Los sectores empresariales habían tenido una participación muy activa y se dio el intento de paro nacional que había limitado la distribución de alimentos en 2002 y 2003. Eso motivó que cuando se creara Mercal, que fue el inicio de lo que sería la Misión Alimentación, se favoreciera la importación para tratar de ser autónomos con respecto a la producción nacional. Pero haber postergado eso por una evidente improvisación y por la respuesta a una propensión ideológica antiempresarial fue muy negativo e hizo mucho daño. Además, se empiezan a dar mecanismos de corrupción en la distribución por parte de grupos cazadores de recursos públicos, lo que genera redes internacionales que posiblemente pudieron fomentar una mayor discrecionalidad. Esto permitió una rutina para que se crearan ciertas estructuras de corrupción. Hay redes que funcionan adoptando los dispositivos que les permiten operar con parámetros de importación poco rigurosos. Es realmente alarmante el peso que tuvo la importación de alimentos y los perjuicios para el agro y las reservas internacionales.

“Si la leche del CLAP es deficiente o de mala calidad o los granos tienen bichitos decir que es culpa de las sanciones es una exageración. Allí lo que  fallan son los mecanismos de supervisión, seguimiento y control”

Carlos Aponte Blank

El CLAP dejó de ser la principal fuente de suministro de alimentos a los sectores populares, pudo serlo cuando aún quedaban recursos disponibles, pero fueron mermando debido a la corrupción, ¿usted cree que ese programa social tenderá a desaparecer?

El CLAP puede considerarse como una fuente importante de suministro de alimentos hacia los sectores populares, pero no la principal porque si fuese así la situación nutricional sería aún peor. La FAO ha destacado a Venezuela como uno de los países en crisis alimentaria severa, con una mayor subnutrición. Se calcula que hay 7,8 millones de venezolanos afectados por esa realidad, más de una cuarta parte de la población. Entonces, el CLAP debería ser una importante alternativa, pero es insuficiente y distribuye una alimentación desbalanceada a una parte decreciente de los hogares. Según el reciente reporte de la ONG Ciudadanía en Acción –enfocada en la investigación e incidencia publica en torno a los derechos sociales– cerca de 2 millones de hogares estarían recibiendo esas cajas, mientras que el promedio de distribución es de cerca de 60 días. Una caja de productos cubre aproximadamente 15% de los requerimientos nutricionales de un hogar, pero además la frecuencia de la entrega genera otros problemas, lo que produce un efecto positivo muy limitado. Si existiendo el CLAP los niveles de subnutrición son abrumadores es una clara evidencia la insuficiencia e ineficacia de su alcance. Pero hay que entender algo, en medio de la situación de pobreza es comprensible que la gente aprecie esa distribución aunque su aporte sea limitado. La Misión Alimentación desapareció, pero fue redefinida por vía del CLAP. La posibilidad que desaparezca estará muy mediada por la creación de nuevos grupos de interés  o la redefinición que ha estado asociada hacia otras vías. El CLAP estuvo vinculado a los mecanismos de control y ahora se ha redefinido a las políticas económicas a la fuerza porque no hay un control de precios. Eso puede permitir que se oriente más al mercado nacional y vayan surgiendo reinserciones de grupos con vínculos de productores locales. En el gobierno se sabía de la deficiencia de este programa y actualmente debe haber un debate interno para sustituirlo. Pero el peso que han tenido los intereses particulares en el manejo de los recursos ha sido muy fuerte en el CLAP.

La distribución de los CLAP ha caído en cobertura y en el peso de las cajas. Cuando se instauró este programa se otorgaban 12 rubros por caja o bolsa para un peso de 19 kilogramos. ¿De acuerdo con sus estudios cuál es la cifra actual?

Cuando preparé  el artículo El CLAP y la Gran Corrupción del siglo XXI en Venezuela que se publicó en la Revista de la ULA en septiembre 2020, el peso estaba alrededor de 12 kilos. Algunos reportajes y medios de comunicación, además de los informes de Ciudadanía en Acción apuntaban a que el peso podía promediar esa cantidad, mucho menos que los 16 o 19 kilos en el inicio. El presidente Maduro en su mensaje a la Asamblea Constituyente en 2019 decía que calculaba un promedio de 15 kilos por caja. Según algunos  indicios no hay una homogeneidad en el peso de las cajas. Por eso pensamos que ese promedio se ha venido moviendo entre 10 y 12 kilos, aunque ahora es menor.  Según reportes para 2020 en promedio las cajas y bolsas CLAP solo tuvieron un volumen de 8,5 kg de alimentos.

¿En la actualidad la cobertura es más dramática?

Todo indica que la cobertura ha venido bajando de grupo de hogares. Será interesante ver los resultados de la Encuesta Encovi 2021. Pero en el primer semestre de este año hubo un decrecimiento del número de hogares, según Ciudadanía en Acción es de un tercio de la población del país. De acuerdo con esa ONG, los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) iniciaron el año con una cobertura por el orden de  2.032.000 familias receptoras para cerrar en julio con 1.738.000 familias beneficiarias. En ese sistema hay registrados unos 6,15 millones de hogares, lo que significa que 71,8% (4.412.000) de estas no recibieron la caja en julio. De acuerdo con la Encuesta Encovi hay un porcentaje muy elevado de hogares que están en situación de pobreza y un programa que cubre una parte muy limitada de la población requiere apoyo y podría necesitar de una transferencia monetaria que sería más efectiva para que la población maneje directamente los recursos y evitar que se sigan llenando los bolsillos de quienes manejan los mecanismos de la corrupción.

“Posiblemente el CLAP sea un programa que en los últimos años se haya convertido en el principal símbolo de la corrupción en el campo de la política social venezolana”

Carlos Aponte Blank

Una de las mayores expectativas que se creó fue la incorporación de proteínas animales en la caja o bolsa, pero ha sido algo esporádico y desde hace tiempo los beneficiarios se quejan de que eso no se cumple. ¿Qué información tiene al respecto y por qué cree que no se mantuvo ese beneficio?

La disponibilidad de proteínas en los CLAP se ha venido reduciendo de forma significativa y supongo que tiene mucho que ver con las dificultades de la conservación de los alimentos; es decir, las complicaciones particulares de una distribución que requiere conservación y refrigeración. También hay una razón financiera al intentar el gobierno abaratar los costos de los bienes que se distribuyen. Lo que sí está claro es que no hay mucha preocupación por el equilibrio de la alimentación. Pareciera que lo que importa es suministrar una cantidad de kilos sin reparar en las implicaciones nutricionales. Una combinación de esos factores, los costos de las proteínas, los problemas de conservación y las características de los mecanismos de distribución hicieron que disminuyera la entrega de proteínas.

¿Usted cree que la calidad y la cantidad de esos productos subsidiados mermaron debido a las sanciones como argumentan desde el Estado?

Se ha planteado un debate muy mecánico de si las sanciones tienen la culpa o no en el funcionamiento de la economía en los últimos años. Las sanciones, a partir de 2018, han tenido una incidencia en el agravamiento de los problemas de la economía venezolana derivados de una gestión terrorífica que ha sido la gran causante de un empobrecimiento muy notable, prácticamente generalizado, en el país a partir de 2015, arrojando como consecuencia una Emergencia Humanitaria, pero para ese momento no se habían ejecutado las sanciones de Trump. Sin embargo, hay una exageración antipedagógica en el caso de quienes pretenden endilgar a las sanciones la culpa de todo y eso es una deformación del tamaño del sol. Las sanciones han tenido complicaciones y es posible que complejicen la búsqueda de mercados porque aunque no incluyen alimentos tienden a regirse por una normativa que alerta ante cualquier negociación que involucra al Estado venezolano. Pero, por ejemplo, si la leche del CLAP es deficiente o de mala calidad o los granos tienen bichitos decir que es culpa de las sanciones es una exageración. Allí lo que  fallan son los mecanismos de supervisión, seguimiento y control.

Las investigaciones de la AN en 2018 revelaron que al país le habían robado cerca de 5.000 millones de dólares a través de los esquemas de importación de alimentos, un fraude que se limitaba a sobreprecios, como fue el caso conocido como “Mexiclap”, y quien estaba detrás de esas importaciones era Alex Saab, hoy señalado por la justicia internacional. ¿Se podía visualizar claramente la consolidación de una megacorrupción por los actores involucrados?

Era previsible que los mecanismos de corrupción se adueñaran de un programa con las características como las del CLAP, aunque es  posible que no fuesen previsibles las magnitudes del mismo. La idea de la Gran Corrupción se asocia a la integralidad de las dimensiones. La organización Transparencia Venezuela ha destacado que la Gran Corrupción se caracteriza porque participan altos mandos políticos gubernamentales, causan graves daños, crean redes de cazadores de los recursos públicos con frecuentes nexos internacionales y esas acciones tienden a quedar impunes. Y el CLAP se ha caracterizado por mecanismo de corrupción en el campo económico a través de los controles y de la discrecionalidad en el manejo de los permisos de importación a través de las redes que manejan el financiamiento para la distribución de alimentos. Ha tenido, por supuesto, un papel importante la inacción administrativa e institucional por la improvisación, la falta de supervisión y de seguimiento. El manejo político del CLAP debería estar descartado en el marco de un Estado de Derecho, el cual en Venezuela se ha venido a menos.

El escándalo suscitado hace pocos meses con Lácteos los Andes también reveló irregularidades de esa empresa en cuanto a los CLAP porque tras lo ocurrido con la leche mexicana le correspondió incorporar la leche en polvo en las cajas de programa social. ¿A su juicio, qué falla estructural existe para tanto empresas nacionales como extranjeras terminen aprovechando el CLAP para hacer negocios turbios?

Es muy difícil que los mecanismos de subsidios indirectos de alimentos puedan operar en una institucionalidad pública tan marcadamente deficiente y con sistemas de control administrativos tan venidos a menos. Los sistemas de supervisión se han visto disminuidos empezando por las labores de un Parlamento efectivamente autónomo del Poder Ejecutivo, cuyas competencias fueron mermadas a partir de 2015 y luego sustituidas por una ilegítima Asamblea Nacional Constituyente. En ese contexto de limitaciones, con un poder concentrado en el Ejecutivo que disminuye la posibilidad de supervisión, es muy probable que aparezcan los  incentivos para incurrir en manejos dolosos y varios actores puedan verse animados a participar, como ha ocurrido con los programas de subsidios indirectos. El CLAP es un emblema de la corrupción en Venezuela. Posiblemente  sea un programa que en los últimos años se haya convertido en el principal símbolo de la corrupción en el campo de la política social venezolana.


Carlos Aponte Blank

Carlos Aponte Blank, profesor-investigador del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela (CENDES-UCV), quien se ha dedicado a estudiar diversos ángulos del programa social de alimentación, considera que hay una exageración antipedagógica de quienes pretenden endilgar a las sanciones la culpa de las fallas y afirma que el manejo político del CLAP debería estar descartado en el marco del Estado de DerechoMOSTRAR MENOS

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