El 26 de septiembre de 2022 la Misión Internacional Independiente de la ONU para Venezuela acusó a la inteligencia civil y militar de Venezuela (el Sebin y la Dgcim, respectivamente) de cometer crímenes de lesa humanidad para reprimir la disidencia política, mediante un modus operandi de abusos dictado “desde el más alto nivel”.
La conductora de la Misón negó que los crímenes fueran cometidos por individuos aislados sin conexión con las jerarquías. Los órganos de inteligencia “forman parte de una maquinaria diseñada y desplegada para la ejecución de un plan del gobierno que tiene por objeto reprimir a aquellos que percibe como sus opositores” Dijo: Este plan fue orquestado “desde el más alto nivel político.
A pesar de todos los esfuerzos del régimen chavista para dilatar el proceso en el tribunal internacional, no hay duda de que los hechos señalados en el Informe de la Misión Independiente tiene que haber inducido al Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) Karim Khan, quien ha dado por concluido el aplazamiento de la investigación solicitado por Venezuela, por cuanto no está justificado.
Por tal razón, el alto funcionario judicial presentó el 1 de noviembre de 2022 la solicitud ante la Sala de Cuestiones Preliminares I, junto al resumen del caso Venezuela a fin de reanudar la investigación en la Situación en la República Bolivariana de Venezuela.
En declaración pública, el Fiscal Khan dijo que su Oficina ha tomado nota de la información recibida por el Gobierno de Venezuela.
Reconoce que se han emprendido reformas legales, pero que de la evaluación independiente y objetiva realizada, considera que estas reformas siguen siendo de alcance insuficiente y sin impacto concreto en los procedimientos.
Es decir, que faltó seguir procesos internos que satisfagan los requisitos de complementariedad del Estatuto de Roma.
Recalcó así que son los Estados los que tienen la responsabilidad primordial de investigar y enjuiciar los crímenes bajo la jurisdicción de la Corte.
La complementaridad debe evaluarse sobre la base de los hechos tal como existen, no como podrían materializarse en el futuro.
De manera que Maduro quedó “raspao” en sus gestiones por demostrar internacionalmente que en Venezuela no se violan los derechos humanos, cuando la verdad es difícil encontrar alguno que esté garantizado.