PDVSA Gas Comunal, filial de Petróleos de Venezuela, S.A., (PDVSA) es la encargada de garantizar al pueblo venezolano el suministro del gas licuado de petróleo de manera eficiente, eficaz, segura y oportuna. Entre sus responsabilidades está el transporte, almacenamiento, envasado y distribución del gas.
En 2019, por disposición del Ejecutivo las gobernaciones asumieron la repartición del servicio y en los casos donde los mandatarios regionales son detractores de Nicolás Maduro la gestión la realizarían los protectores designados por la ilegítima Asamblea Constituyente.
La decisión del régimen le dio otra vuelta de tuerca a una medida aplicada en 2008 por Hugo Chávez cuando decidió estatizar la distribución de gas doméstico, con lo cual desaparecieron al menos 220 empresas privadas dedicadas a este ramo y se inició un suplicio que se agudiza día a día.
89% de los hogares venezolanos usa gas propano para encender sus fogones, pero cada vez les es más difícil llenar los cilindros no sólo debido a la escasez, sino por el costo del llenado de las bombonas.
Las razones para que los usuarios no dispongan del servicio se resumen en corrupción, malas prácticas de la empresa en sus operaciones de extracción y distribución, manejo inadecuado de los yacimientos, deterioro de la infraestructura de la industria y pérdidas de las propiedades originales del gas necesarias para la extracción efectiva del propano.[1]
El Informe de la empresa PDVSA Gas Comunal del año 2017, último disponible en la página web, indica que “Venezuela cuenta con una producción de gas licuado de petróleo (GLP) que supera ampliamente la demanda y se distribuye a la población en todo el territorio nacional mediante cilindros. El consumo de gas licuado se incrementó de 33.000 a 47.000 barriles diarios entre 1998 y 2017, por lo que los 50 MBD que produce la estatal se encuentran por encima de la demanda”.[2]
¿Qué pasó en la empresa que tiene el monopolio de distribución de gas domiciliario, la que ha dejado a la población sin acceso a las bombonas que antes llevaba hasta los hogares y ahora obliga a los usuarios a trasladarse a las plantas de llenado y hacer largas colas de espera para, con suerte, obtener el gas?
En enero de 2021 el precio oficial de una bombona de gas de 10 kilos era de 40 bolívares; la mediana de 18 kilos costaba 90 bolívares y la grande de 27 kilos a 180 bolívares. No obstante, desde hace mucho la población paga en dólares o su equivalente en bolívares bien sea en los puntos de llenado denominados express, a revendedores e incluso a trabajadores de las plantas de llenado, se trata de montos impagables para la mayoría de las personas si se toma en cuenta que el sueldo mínimo de un trabajador es de poco más de un dólar al mes.
¿Dónde fueron a parar los recursos económicos y humanos de los proyectos que lograrían “el desarrollo eficiente en todo el territorio nacional de la red socialista de distribución de gas» para cumplir con la alta responsabilidad de este servicio público de PDVSA Gas Comunal?