La libre circulación de dinero ilícito puede terminar de destruir el país

Son  alarmantes  los niveles de  recursos financieros que mueve la economía ilícita en Venezuela. Las organizaciones criminales  y los funcionarios corruptos obtienen ganancias anuales superiores a los 9.400 millones de dólares, una cifra nada despreciable que hace cada vez más complicado que se pueda luchar contra este flagelo que carcome a la sociedad venezolana.

Pero ¿Qué es una economía ilícita? Es aquella que ha nacido motivada por el aumento de actividades informales de naturaleza ilegal e ilícita: como la falsificación, comercio ilícito, contrabando de gasolina, uso ilícito de flujos financieros, evasión de impuestos,  trata de personas,  tráfico de droga,  crimen organizado y redes criminales.

Y si a esto se le suman los delitos económicos, que son los que representan una de las fuentes de ingreso de la delincuencia organizada, se entiende lo que ocurre en la realidad social y económica de Venezuela: los grupos ilegales dedicados a actividades ilícitas, cuyo número aumenta cada día, comparten el negocio con quienes detentan el poder de gobernar, haciéndolos parte de las estructuras políticas para explotar, sin control alguno, todo aquello que produce dinero en volúmenes inimaginables.

Muchas veces parte de esos recursos son sustraídos del patrimonio de la nación, sin importar las penurias de los venezolanos.No en vano, cifras de Organizaciones No Gubernamentales indican que la economía ilícita mueve el equivalente a por lo menos 21% del Producto Interno Bruto del país.

Los venezolanos deben unir esfuerzos para detectar y acabar las actividades que generan recursos producto de hechos criminales, pues atentan contra la seguridad económica, política y social de los ciudadanos, solo así el país logrará  tener paz social y con ella liberar a la sociedad del secuestro que los obliga a pertenecer a las organizaciones delictivas para poder sobrevivir.

No hay que olvidar que en Venezuela, por lo menos, 51,7% de la fuerza laboral trabaja por cuenta propia como consecuencia de la destrucción de la economía y con ella el empleo formal.

Justamente toda la masa laboral que quedó fuera del mercado formal es “público cautivo” para la economía ilícita. Muchas veces por la necesidad de llevar sustento a sus hogares las personas caen en este tipo de actividad.

Algunos países han creado organizaciones que establecen medidas para detectar la circulación de dinero proveniente de actividades ilícitas y han diseñado estándares internacionales cuyo propósito es fomentar la colaboración mundial para aminorar el efecto causado por la legitimación de capitales (delito que intenta darle apariencia legal a bienes obtenidos por hechos fraudulentos).

En este sentido, Venezuela se ubica en la cola de los países que tienen herramientas  para luchar contra la circulación de dinero ilícito en la economía. La opacidad con la que se mueven masas de dinero proveniente del delito dificulta incluso a los ciudadanos saber si está participando de blanqueo de dinero de forma involuntaria. El país tiene mucho camino que recorrer y mucha estructura legal que levantar para evitar que  la circulación de dinero ilícito termine de destruir el país.