Nicolás Maduro y Rafael Ramírez se disputan la corrupción

Rafael Ramírez Carreño se califica a sí mismo como el segundo hombre de Hugo Chávez desde que estuvo al frente de la Industria petrolera venezolana.

En sus manos siempre estuvo el manejo absoluto de los ingresos por venta de hidrocarburos y de las finanzas del país, y más que dar cuenta de su gestión ahora hace público que él ejecutaba las órdenes que le impartía el expresidente ya fallecido, Hugo Chávez, al tener los Puntos de Cuenta que le presentaba como Ministro de Energía y Minas, y eso lo usa para defenderse en público, al estar perseguido por Nicolás Maduro.

Es el caso, que Ramírez durante 11 años (2002 a 2013) fue ministro de Petróleo y Minería (renombrado como de Energía y Petróleo) y presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), cargos que ejerció de manera conjunta durante 10 años (2004 a 2013); y fue representante permanente de Venezuela ante la ONU desde 2014 a 2017, al finalizar sus funciones diplomáticas, no regresó a Venezuela.

Es un secreto a voces que, a través de Pdvsa, Chávez financió el llamado proyecto bolivariano, destinando millonarios fondos a movimientos políticos de izquierda y elecciones en países, para el avance del llamado socialismo del siglo XXI. Es Rafael Ramírez la persona a la que Hugo Chávez le confió el petróleo y usó de caja chica para conquistar ciudadanos y atraerlos a su proyecto.

Entonces, la postura de víctima de Ramírez es difícil de creer, pues las evasiones a rendir cuentas de su gestión y el tráfico de dinero y los hechos de corrupción investigados en el exterior, parecen demostrar otra cosa.

Ahora Ramírez se cobija en calificarse como un auténtico chavista, sumado al anuncio de candidato a las próximas elecciones de presidente de la República como si fuera el sucesor de Chávez.

A su vez denuncia internacionalmente que ha arreciado contra él una persecución por parte de Nicolpas Maduro y su “combo”; quien lo amenaza públicamente con ponerle“los ganchos” por corrupto y ladrón; y por su parte el ministro de petróleo Tareck el Aissami lo denuncia ante el Ministerio Público por el saqueo ocurrido en el último año de vida del presidente Chávez.

La corrupción de Pdvsa arropa, de acuerdo a las imputaciones de cada lado, chavistas contra madurista o a la inversa, más los que están con los dos bandos y las personas, jurídicas o privadas, que sirvieron y sirven de puente para robar a manos llenas.

Las mutuas acusaciones de corrupción, echándose las culpas unos con otros, lo que muestra es que todos los funcionarios que se acercaron al petróleo, cayeron en la olla del poder del dinero mal habido, y ya no tienen manera de salir. Se tapan o se acusan creyendo que con eso serán respetados por los venezolanos. La dignidad personal de los corruptos es irrecuperable, aunque pidieran perdón.

Los ciudadanos tenemos que aplicar el castigo de señalarlos como lo que son: corruptos y ladrones,  para lograr tener transparencia en el gobierno que nos merecemos.