¿Por un favorcito de María Lionza?

El mejor estilo de los ladrones practican los que se sienten dueños de todo lo que hay en Venezuela y han sustraído fraudulentamente de la Ciudad Universitaria, una pieza de arte que está integrada a la Universidad Central de Venezuela; se trata de la estatua monumental de María Lionza.

Mucho se ha escrito, hablado y especulado en torno a esta escultura y en particular de su dueño y del lugar donde debe colocarse, sin entender que fue ella la que llegó a la capital desde la montaña de Sorte, estado Yaracuy. La razón de esta escultura fue festejar el inicio de los III Juegos Deportivos Bolivarianos en diciembre de 1951.

Para ese tiempo se construyeron en Caracas tres gigantescas obras olímpicas que se integran al campus universitario: el estadio deportivo, el estadio de béisbol y las canchas oficiales de tenis en la Ciudad Universitaria; de allí que la obra realizada por Alejandro Colina tenía como finalidad, servir de pebetero para el encendido de la llama olímpica que dio inicio a esosjuegos.

La escultura fue ubicada al lado del puente entre los estadios de la Ciudad Universitaria en 1951; posteriormente, en 1964, se reubicó a 100 metros de su sitio original, en la isla que separa los dos canales de la autopista Francisco Fajardo.

El 8 de junio de 2004 la escultura fue el motivo de una disputa judicial entre la Alcaldía del municipio Libertador y la UCV. En esa ocasión se reconoció la propiedad de la UCV sobre la escultura.

La sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia amparó a la UCV, en su derecho de propiedad sobre la estatua, decisión que sigue vigente, y ordenó abstenerse de movilizar la obra conocida como estatua de María Lionza, sin autorización.

Por su parte el gobierno justifica la extracción de la pieza de María Lionza, como regalo a la Federación de Espiritismo que le pidió a Maduro, a Nicolasito y al gobernador de Yaracuy que la estatua original debía estar en la entrada de la montaña de Sorte y así lo decidieron los solicitantes, le entregan de manera pública el original de la escultura, y así complacen a este grupo de personas.

Por tanto, ningunas de las razones para robarla a sus legítimos dueños son creíbles, dicen primero que la van a reparar y resulta que la pieza está restaurada por la UCV, y en vez de apoyar a la universidad para colocarla en el sitial que le corresponde; la regalan por capricho lo que le pertenece a la Ciudad Universitaria de Caracas, declarada por la Unesco, Patrimonio de la Humanidad.

¿No les parece raro el cuento y será más bien alguna promesa de un jefe o jefa con poder político, a cambio de un favorcito de María Lionza, como dice la canción de Rubén Blades? “hazme un milagrito y un ramo de flores te vo’ a llevar…”, pero esta vez no fue un ramo de flores sino la mismisima escultura que pertenece a la UCV.