
Las plantas de cianuración son clave en la trama criminal del ‘oro de sangre’ encabezada por Nicolás Maduro
La construcción de las nuevas procesadoras garantiza un mayor control del negocio a los jerarcas chavistas, que obtienen más oro con menos inversión revela el informe El rol de las plantas de cianuración en el negocio del oro del Arco Minero del Orinoco publicada por SOS Orinoco y reseñado por Libertad Digital.
El régimen de Nicolás Maduro ha impulsado de forma inusitada la construcción de nuevas plantas de cianuración en la amazonia venezolana, que ha repartido a su antojo entre los jerarcas chavistas para beneficiarse de la minería ilegal, que ha promovido sin importarle las consecuencias medioambientales ni la amenaza que supone para las comunidades indígenas.
SOS Orinoco ha investigado en profundidad el auge de este tipo de instalaciones, que a priori -todo apunta- se explicaría con la intención de sacar mayor rentabilidad a la extracción de oro y mantener el absoluto control del negocio. Así el material aurífero extraído tendría que pasar obligatoriamente por estas plantas. Pero la cuestión va más allá de lo que parece a simple vista, según fuentes de la ONG .
Desde 2018 SOS Orinoco investiga esta trama del ‘oro de sangre’ en la que estaría implicado el propio presidente del Gobierno, Nicolás Maduro, y su vicepresidenta, Delcy Rodríguez. Un negocio con muchas ramificaciones, en el que las plantas cianuradoras tienen un papel relevante.
La reseña del informe hecha por Libertad Digital destaca que los investigadores de SOS Orinoco han podido constatar la «ausencia de programas o campañas de información relativas a los peligros y precauciones que deben tomar los trabajadores y la población cercana». Y esto «constituye una falta grave en caso de que se produzca un accidente en las plantas que implique la salida descontrolada de residuos al entorno».
La extracción de oro con cianuro es un asunto controvertido y su uso debe ir acompañado de controles exhaustivos. Tanto es así que está prohibido en un gran número de países. Desde luego, llama la atención de la ONG que la izquierda ‘verde’ europea, que reprueba y protesta contra esta práctica en el viejo continente, calla ante la extraña apuesta ‘ecosostenible’ de Maduro.
Mayor rentabilidad y control del negocio
Todo apunta a que el cambio ‘ecoamigable’ del mercurio por el cianuro garantizaría al régimen de Maduro un mayor control, casi absoluto, del negocio. El tratamiento del material aurífero extraído en las minas tendría que realizarse -irremediablemente- en estas plantas procesadoras de obtención de oro por lixiviación con cianuro.
De otra manera, es difícil de entender el repentino interés del gobierno venezolano en que el mercurio desaparezca. Lo que hizo en 2016 no fue más que ratificar una prohibición que existía desde hace más de 30 años en Venezuela. Así lo establecía el Decreto No. 1470 de 1991, destaca Libertad Digital.
¿Qué hay detrás de las plantas de cianuración?
El informe señala que al principio de la investigación la hipótesis era que el auge en la construcción de plantas de cianuración era un indicio de que se quería incrementar sustancialmente la producción de oro, ya que este sistema recupera con mucho mayor eficiencia el oro que contiene el material mineral original, sea de mineral aluvial o rocoso.
Era lógico pensar que teniendo un mejor sistema de recuperación, el cual requiere de fuertes inversiones de capital, el gobierno tenía interés en impulsarlo para así no sólo extraer más oro, sino además aprovechar los materiales de desecho de la minería aurífera predominante (pequeña y mediana minería), que emplea esencialmente mercurio como proceso de extracción. De esta forma la hipótesis plantearía un doble propósito: extraer el máximo de oro de las minas nuevas, y extraer lo que se ha dejado de extraer de las minas viejas, indica el informe,
Por otra parte, se podría pensar que siendo este un proceso industrial y no artesanal, podría convertirse en un factor de formalización de la economía minera, generador de empleos, que incluso podría contribuir a disminuir la minería predominante que es altamente destructiva del ambiente. Pero, también se podría pensar que, por el contrario, la masificación de la cianuración, podría hacer que se incrementase la minería aurífera
predominante, a fin de generar mucha más materia prima para abastecer a más plantas de cianuración, y así extraer aún mucho más oro.
En la realidad, y luego de acometer esta investigación, SOS Orinoco tiene claro los siguientes elementos de convicción y hechos en torno a las plantas de cianuración:
- La cantidad de arenas que se están generando en las minas no alcanzan para abastecer a todas las plantas de cianuración instaladas
- Existe una muy baja actividad de las plantas de cianuración instaladas
- El diseño de dichas plantas no está adecuado a un tipo de materia prima específico, sino que han sido diseñadas para recibir un tipo de materia prima genérico o promedio, es decir, para recibir material de relave o arenas de cualquier mina del oriente del estado Bolívar
- La cantidad de cianuro que está importando el país es mucho mayor que la que demandarían las plantas instaladas
- La producción de oro nacional (cuya cifra real no se sabe con certeza, debido a que existe una capa de opacidad sobre esta variable), es muy superior a la que estarían produciendo las plantas de cianuración
- Las plantas no han contribuido, ni contribuirán, a fortalecer una industria minera aurífera estable de largo aliento
- Las plantas sólo están recibiendo, en su mayoría, material de relave y no material primario.
Estos hechos no fortalecen las hipótesis originalmente planteadas, y por el contrario los llevaron a plantearse nuevas, que encajen con estos elementos de juicio.
En primer lugar, es posible que el verdadero negocio de las plantas haya sido simplemente su construcción, desde el momento inicial, y que no hubo una visión de negocio a largo plazo. Que las plantas funcionaran no era lo importante, sino simplemente construirlas, sin importar que su diseño fuese adecuado o no, o si sus rendimientos fuesen óptimos o no.
Esto apuntaría a un deseo por obtener ganancias ilegítimas mediante contratos y comisiones, y al mismo tiempo contribuiría a establecer los “centros de control” que hemos
señalado en el informe.
El establecimiento de estos “centros” es una segunda hipótesis, que no es incompatible con ninguna otra por cierto, ya que la instalación industrial funcionaría como un embudo por donde es obligada a pasar la producción del minero, y de esta forma verificar si el minero está haciendo un aprovechamiento excesivo del mineral original. También como parte de este control, sabemos que en las plantas sólo compran material vendido por personas que tengan contratos o alianzas con el gobierno.
Una tercera hipótesis, es que algunas instalaciones, y específicamente la del complejo Manuel Piar, estarían sirviendo sólo como centros de acopio para la exportación de materia prima con contenido aurífero. Esta última hipótesis no es descabellada, ya que las fuentes locales hablan con mucha insistencia de la exportación de material crudo, aunque la explicación que se da es por la venta de casiterita y por las tierras raras, más no
por el oro.
En tal sentido, es posible que exista un tráfico de exportación de material mineral crudo, que bien podría contener material de relaves, con contenido de muchas especies minerales además del oro, y en tal sentido estar abasteciendo una demanda por oro, otros metales (cobre, plata), casiterita, tierras raras y otros minerales. También las exportación de materia prima contentiva de bauxita y mineral de hierro, cabría dentro de esta hipótesis. Esta hipótesis tendría como foco central el puerto de Matanzas, y el tráfico de buques vía río Orinoco hacia el Atlántico, y por supuesto implicaría un tráfico inusual de camiones acarreando materiales hacia el complejo Piar. Hasta la fecha no hemos podido constatar ésto.
“Haber explorado el tema de las plantas de cianuración ha abierto una nueva veta de investigación que nos indica lo intrincado, complejo y estratégico que es el tema minero para el régimen de Maduro. Desentrañar la maraña del sistema minero aurífero venezolano es esencial para poder proponer un mejor funcionamiento del Estado venezolano, no sólo en términos ambientales, sino en todos las dimensiones de gobierno. El régime de Maduro ha demostrado ser capaz de crear e implementar mecanismos altamente retorcidos y eficaces para hacerse del control de las riquezas del país, y paralelamente ejercer un efectivo control social”, señalan al final del informe.